LAS ENSEÑANZAS DEL ELEGIDO

01.10.2014 08:51

 

Y sucedió que Jesús reunió a los Hijos de la Luz a la orilla del río, para revelarles lo que había estado oculto; habían pasado siete años y cada uno estaba preparado para la verdad, así como la flor se abre del capullo cuando los ángeles del Sol y el del Agua le traen el florecimiento.

Y todos ellos eran diferentes unos a otros, unos porque eran mayores de edad, otros aún tenían el rocío de la juventud sobre sus mejillas y algunos habían sido levantados de acuerdo con las tradiciones de sus padres y otros porque no conocían quienes habían sido sus padres y sus madres. Mas todos poseían claridad de discernimiento y docilidad de cuerpo, porque eran señalados, pues por siete años habían caminado con los ángeles de la Madre Tierra y obedecido sus leyes. Y por siete años los ángeles incógnitos del Padre Celeste les habían enseñado a través de sus horas de sueño. Y después de ésto llegó el día en que ellos entrarían en la hermandad de los elegidos y aprenderían las enseñanzas ocultas de los antepasados, aún aquellas de Enoch y las anteriores.

Y Jesús llevó a los Hijos de la Luz hacia un árbol antiguo al lado del río y se arrodilló allí, en el lugar donde las nudosas y escarchadas raíces con muchos años se extienden sobre la orilla del río. Y los Hijos de la Luz también se arrodillaron y tocaron con reverencia el tronco del árbol antiguo, porque les fue enseñado que los árboles son los hermanos de los Hijos de los Hombres. Porque la Madre de ellos es la misma, la Madre Tierra cuya sangre corre en la savia del árbol y en el cuerpo del Hijo del Hombre. Y el Padre de ellos es el mismo, el Padre Celeste, cuyas leyes están escritas en las ramas del árbol y cuyas leyes están esculpidas en la frente del Hijo del Hombre.